«Si en los años 80, el umbral de la normalidad se situaba en la producción media de 60 millones de espermatozoides por milímetro, un 60% de ellos con óptimo movimiento, actualmente la media es de 15 millones, con tan solo un 30% de motilidad activa, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) citados por el doctor Rafael Bernabeu, director médico del Instituto Bernabeu especializado en medicina reproductiva con sede en Alicante.»
Pero las causas de esta disminución no están definidas, aunque sí existen evidencias científicas sobre la relación directa entre el deterioro de la calidad seminal y la exposición a productos químicos.
“Se trata de una constelación de sustancias que entre ellas interactúan. Puede que se potencien, que se anulen, que se compensen…depende de cada individuo, de los genes. Lo que se ha visto es que esas sustancias actúan sobre la epigenética, es decir, modulan la expresión de los genes y hacen que se expresen o se inhiban dando a su vez una ramificación de posibilidades que hace muy difícil establecer una causa-efecto”, apunta el experto.
El contacto con estas sustancias tóxicas se produce a lo largo de toda de la vida y, cuando la persona se plantea tener un hijo, “es cuando aflora un problema que se creó cuando era un feto gestado por su madre”.
«Algunos pesticidas que años atrás se utilizaron de forma habitual, como el DDT, presentan una estructura química muy similar a las hormonas humanas y el organismo se confunde y las reconoce como falsas hormonas, lo que afecta, en la gestación, al desarrollo del tejido testicular o al ovárico. “Y ahí es donde está el problema”, comenta el médico.»
Si ahora estamos viendo problemas de fertilidad generada, en muchos casos, por diversos factores que confluyen desde la gestación…. ¿Qué problemas de fertilidad pueden sufrir en un futuro los niños de ahora? “No tengo una repuesta clara lo que sí es cierto es que las autoridades de algunos países han prohibido ciertas sustancias que claramente han demostrado la toxicidad”, señala el ginecólogo.
El médico cita como ejemplo la prohibición de la UE a finales de los años 90 de algunas hormonas utilizadas para el engorde acelerado de ganado, las mismas que hoy en día siguen vigentes en Estados Unidos o en Canadá. “La pregunta es: ¿de dónde viene la carne de la hamburguesa que me como? La globalización también afecta al tránsito de sustancias de todo tipo. El problema es establecer una trazabilidad desde la producción hasta el consumo”.
La alimentación es uno de los factores clave en la salud y en la fertilidad. Pero no solo es necesario consumir una dieta equilibrada, también es fundamental que esos alimentos no estén contaminados con productos tóxicos, algo que lamentablemente no depende de cada uno de nosotros.
“O son alimentos contaminados o son los vehículos que transportan las sustancias nocivas”, señala el doctor Bernabeu. Y pone como ejemplo de nuevo el caso de la carne de animales que han sido alimentados “con hormonas que han modificado su metabolismo y que el animal no puede metabolizar. Cuando nosotros ingerimos esa carne tampoco tenemos la capacidad de metabolizar esas hormonas, esas sustancias tóxicas”.
El hombre, que se encuentra en la cúspide de la pirámide alimentaria, es el último receptor de productos químicos que han estado presentes en las industrias agroalimentaria, agropecuaria, en el animal…”Y estamos concentrando todos los productos tóxicos que han ido pasando escalón por escalón de la pirámide”, manifiesta el experto.
Estar sometido a los productos tóxicos muchas veces no depende de uno mismo. Pero sí añadir a esta circunstancia otros factores de riesgo como el tabaco, el estrés, las drogas o una nutrición deficitaria.
«La alimentación puede influir en el estrés oxidativo y se ha visto que ciertos hábitos alimenticios pueden disminuirlo y mejorar la función seminal.»
El doctor Bernabeu explica que es habitual el tratamiento con antioxidantes para varones que busquen ser padres y cuya calidad de semen esté en el límite. “Podemos modular con la alimentación algunos de los efectos nocivos, pero no se le puede pedir que solucione problemas genéticos o epigenéticos”.
El consumo de drogas, como el cannabis, también afecta a la calidad del semen. Científicamente está demostrado que afecta a la movilidad del espermatozoide y también influye en el proceso en el que intenta traspasar la superficie del ovocito para iniciar el proceso de fecundación.
La infertilidad afecta a hombres y mujeres, todos somos vulnerables, “pero quizá más la mujer ya que forma sus ovocitos o células fértiles desde el tercer al quinto mes de embarazo de sus madres, a partir de ese momento el ovario pierde de forma inexorable la capacidad de nueva producción”.
También actualmente hay una producción ovárica más reducida en el tiempo, por lo que su periodo fértil se acorta y la tasa de aborto sube. La baja reserva ovárica se convierte el principal motivo de esterilidad femenina.
En el Instituto Bernabeu, el 60% de los tratamientos se deben a causas mixtas del hombre y la mujer. En los últimos 5 años, de un total aproximado de 5.000 tratamientos de reproducción asistida, se ha incrementado el porcentaje de tratamientos por causas masculinas, de un 60% a un 77%.
Hace 35 años, cuando se inició la técnica de fecundación in vitro, la principal causa se debía a la infertilidad de la mujer por obstrucción de las trompas de Falopio, lugar donde se produce la fecundación del ovocito por el espermatozoide. “Pero hoy en día, la mayor parte de los casos esta técnica se hace por causa masculina y, en concreto por la calidad del semen”, apunta el director del Instituto Bernabeu.
“Recuerdo que en 1985, cuando organicé el primer banco de semen, lo fácil que era encontrar donantes, casi todos los jóvenes cumplían los requisitos, pero hoy en día se puede decir que de cada diez aceptamos a uno y eso que hemos bajado un poco el nivel”, apunta el doctor.
MADRID/EFE/ANA SOTERAS JUEVES 03.04.2014