ALEJANDRA COSTA @alecosta
El Comercio
He cumplido 31 años y medio. Desde hace 18 meses, mis óvulos ya no son, según los médicos, jóvenes. Dentro de tres años y medio cumpliré 35 y empezaré la caída inevitable por el precipicio de la infertilidad, el acercamiento impostergable a mi injusta fecha de caducidad.
Aunque no tengo ganas de reproducirme en el futuro cercano –ni en el lejano–, sí me asusta la idea de escuchar la alarma del reloj biológico muy tarde y condenar a mi versión futura a la depresión por no poder lograr lo que ahora me da flojera. Pero hay una solución. Una forma de congelar el tiempo y olvidarme, por el momento, de ese precipicio. Una manera costosa, eso sí, pero que comparada con la posibilidad de que la desesperación guíe mis decisiones –como la elección de mi pareja–, no suena tan onerosa.
Luis Noriega, director ejecutivo del grupo Pranor –que opera el Instituto de Ginecología y Reproducción en La Molina y la clínica Concebir en San Isidro–, me explica que recién desde el 2008 en el mundo –y el Perú– se logró el procedimiento actual de vitrificación de óvulos, que logran congelarlos en una fracción de segundo, asegurando una sobrevivencia cercana al 100% y despertando la esperanza de millones de escapar a la injusticia de la naturaleza.
“A diferencia de los hombres, que producen espermatozoides, las mujeres nacen con un número finito de óvulos que van envejeciendo. Es como una bolsa de caramelos. Al comienzo, sacas los mejores y, al final, te quedan los menos sabrosos”, explica.
En la Clínica Concebir, donde se realizan 500 vitrificaciones al año, el costo total ronda losUS$4.000 –incluyendo cinco años de mantenimiento–, pero el total depende de cuántas hormonas se requiera para estimular la producción de óvulos, hormonas que se extraen en Europa de la orina de mujeres menopáusicas.
FUTURO INCIERTO
La diferencia entre los óvulos y los caramelos, es que lo que significa un gameto de menor calidad son menores probabilidades de embarazo y mayores posibilidades de que el hipotético niño sufra una malformación genética, como el Síndrome de Down.
“Para las menores de 35 años, las posibilidades de embarazo son de 45%, se reducen a 35% hasta los 39 años y caen a 25% al cumplir 40. Eso depende casi en su totalidad de la calidad ovular”, explica el doctor Javier García Ferreyra, director de Fertilab, Laboratorio de Reproducción Asistida.
En Fertilab, el costo total ronda los S/.10.000 y se cobra un mantenimiento de S/.160 al mes.
Me sorprende enterarme de que la vejez de mi útero casi no tiene relevancia en mis posibilidades de reproducirme y que, de congelar mis óvulos, podría incluso tentar un embarazo cerca a los 50 años.
Como explica Augusto Ascenzo Aparicio, director del Instituto de Ginecología y Fertilidad (IGF) de la Clínica Miraflores, “solo implantamos embriones en mujeres hasta los 50 años. El útero casi no cambia entre los 30 y los 45 años y se puede mantener después de los 50 años, pero a esa edad se incrementa la probabilidad de problemas médicos como la preeclamsia, la presión alta o el parto prematuro”.
En el IGF, la aspiración, congelación y los otros costos suman S/.13.300 –siempre dependiendo de la cantidad de hormonas– y el mantenimiento es de S/.290 cada seis meses.
La doctora Jeannette Marchena, de la Clínica Concebir, me explica que la edad ideal para conservar los ovulos es antes de cumplir 33 y que, efectivamente, el 60% de quienes pasan por este procedimiento tienen menos de 35 años, comparado con el 35% cercano a los 40 años y el 5% de menores de 30 que, por lo general son mujeres a las que se les ha detectado cáncery quieren conservar su fertilidad antes de que ésta sea dañada por la quimioterapia.
“Igual, si una mujer tiene 37 años y ve que no va a tener hijos en los próximos años, sus gametos ahora serán mucho mejores que cuando tenga 40”, dice.
Lo ideal, destaca, es conservar unos 20 óvulos para asegurar el éxito en la futura fecundación in vitro que tendrán que realizar, usando el esperma de una hipotética pareja o de un donante. “Si la paciente no logra producir esa cantidad en el primer intento, le recomendamos hacer otro procedimiento”, comenta.
El costo del in vitro va desde US$2.500 hasta los S/.9.000 y los gametos solo se entregan a la mujer que pasó por el proceso.
Lo mejor es recurrir a un sitio con experiencia y encontrar a un equipo que le genere confianza.
El caso de una alemana de 65 años, madre de 13 hijos y que dio a luz a finales de mayo a cuatrillizos, preocupa a los especialistas de la fertilidad, que alertan de una utilización abusiva de las técnicas de fecundación in vitro.
Annegret Raunigk dio a luz en Berlín a tres niños y una niña prematuros, que pesaron solo entre 665 y 960 gramos, después de que la madre se hiciera una fecundación in vitro de dos donantes anónimos en Ucrania.
«El problema principal, independientemente de la edad de la madre, es la transferencia de múltiples embriones», estimó el doctor Adam Balen en el marco de una conferencia de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE, por sus siglas en inglés).
«Los embarazos múltiples son peligrosos para la madre y aún más para los bebés», aseveró el presidente de la Sociedad Británica deFertilidad, explicando además que con las tecnologías actuales y un embrión de calidad, una sola transferencia es suficiente.
Entre los múltiples riesgos de un embarazo múltiple se encuentran los nacimientos prematuros, el bajo peso del bebé o los retrasos cognitivos.
«¿Puede la sociedad permitirse ayudar al nacimiento de niños que no tendrán tan buen comienzo como otros?», se pregunta la doctora Françoise Shenfield, de la University College de Londres, especialista en reproducción humana y bioética.
Desde hace algunos años, varios países intentan reducir el número de embarazos múltiples. Es el caso de Reino Unido, Estados Unidos o Francia, donde la Agencia de la Biomedicina ha establecido ciertas recomendaciones.
Embarazos tardíos
Los especialistas hablan a menudo de una edad límite para la reproducción asistida, que podría situarse en torno a los 50 años, cerca de la media de edad de la menopausia.
Según el doctor Balen, esta limitación es necesaria desde un punto de vista médico, pero desde una perspectiva ética «se podría considerar que una mujer de 65 años tiene aún 20 años por delante y puede ver crecer a sus hijos hasta la edad adulta».
«Tratamos a mujeres más jóvenes, que están en silla de ruedas, con dificultades para ocuparse de un niño, pero con un gran apoyo familiar. También nos ocupamos de mujeres que padecen enfermedades potencialmente mortales», cuenta el médico, precisando que las demandas son estudiadas caso por caso.
«Uno de los problemas de los países desarrollados es que las mujeres retrasan el momento de formar una familia, siendo cada vez más mayores y menos fértiles», analiza el investigador, que critica severamente a los médicos que abusan de esta práctica.
El negocio de la fertilidad
«Algunas clínicas hacen publicidad explicando que las pacientes pueden viajar y beneficiarse de tratamientos más baratos. Pero los resultados suelen ser casos desastrosos», como el del mes pasado. «En cierto modo, alguien está haciendo mucho dinero», denuncia.
Para este experto, todos los países deberían financiar los tratamientos de fertilidad para evitar que exista este «negocio».
«Son el tipo de historias que escriben los grandes titulares de los periódicos y presentan nuestra especialidad ante el mundo», lamenta Françoise Shenfield.
Según ella, es imposible legislar la reproducción asistida en el mundo entero. Pero la doctora ha participado en la redacción de una guía de buenas prácticas para limitar el número de embriones transferidos.
Shenfield critica, además, el rol de las agencias intermediarias entre los donantes y los receptores de ovocitos, «que hacen dinero a espaldas de los pacientes quedándose con un porcentaje del precio de la clínica».
Como todas las tecnologías, la reproducción asistida «se puede utilizar de buena o mala manera». «La cantidad de embarazos múltiples empieza a reducirse en todo el mundo, lo que significa que hay cada vez más responsabilidad», añade Shenfield.
Fuente: AFP